Juliette Ghamra: La diseñadora venezolana de la paz
Al conversar con esta creadora de joyas, te das cuenta que es una mujer llena sueños para Venezuela, a través de sus impecables piezas
Por: Vicente Alemán Daye
Créditos: Fotografía Rafael Franceschi Producción: Jorge Malavé
Al explorar el mundo fantástico y lleno de colores que habita en la mente de esta increíble diseñadora, te das cuenta de que la naturalidad y sinceridad son parte de su ser. Las palabras que expresó acerca de su madre y todas las experiencias que compartió con nosotros a través de esta entrevista, nos vislumbró a Venezuela, y en especial Caracas, como un cuadro que nunca nos habíamos imaginado.
Sabemos que estudiaste Letras en la Universidad Central de Venezuela, ¿cómo pasaste de esa carrera a dedicarte al diseño de joyas?
Mi mamá tiene una tienda donde vende materia prima para orfebrería, por ello crecí en ese mundo. Ella es una de las distribuidoras más grandes del país, a partir de esta experiencia pude ver diseñadores de joyas y orfebres famosos como Eleazar Molina, entre muchos otros. Siempre observaba todo lo que hacían. Me enseñaban sobre los procesos de creación y así pasé de una cosa a la otra, fue un proceso muy natural.
¿Cuál fue tu primer paso en el mundo del diseño?
Como amateur, me inicié en la tienda de mi madre haciendo trabajos pequeños. Luego pasé a estudiar orfebrería en la Escuela Ursi Galletti, allí empecé a hacer trabajamos más grandes y estructurados. Aunque siempre supe que esto era algo que me gustaba, nunca me planteé hacerlo de por vida. Realmente fue hasta hace 8 años que me tomé esta profesión muy en serio. Me di cuenta que esto es a lo que había dedicado siempre y que no debía de buscar hacer más ninguna otra cosa.
¿De dónde surgió tu pasión por las joyas?
Más allá de la tienda de mi mamá, ella siempre ha sido una persona que le gusta estar a la moda, a diferencia de mí, nunca sale a la calle sin ningún accesorio. Yo soy más de usarlos cuando tengo entrevistas o citas importantes. Prefiero llevar en mi día a día cosas más sencillas. Por todo esto, ella es mi mayor influencia. Me encanta como se le ven las joyas y eso siempre me inspiró a trabajar en este mundo.
¿Cuál época de la historia te identifica?
Como persona, me identifico muchísimo con los años sesenta y la onda hippie, me hubiese encantado vivir esa época. Ya hablando en términos de moda, me gustan la década de los cuarenta y cincuenta, que a pesar de no haber una libertad plena para la mujer, fueron los tiempos donde empezaron grandes diseñadores como Coco Chanel y donde las mujeres iniciaron una revolución en su cambio de look, dejando a un lado los famosos corsés.
Venezuela, como mujer, ¿qué inspiración le ha dado a tus diseños?
Más que Venezuela, en mi caso personal, sería Caracas. Ya que mi colección Contempo fue inspirada en la arquitectura de la ciudad en la década de los cincuenta y sesenta, cuando fue una urbe cosmopolita, donde venían muchos inmigrantes de Europa. Amo esta ciudad, el Ávila me enamora, subo mucho a hacer paseos de montaña, los cielos azules de Caracas en enero y el clima me parecen divinos. Sin importar las dificultades, Caracas, como mujer, es bella por donde la veas.
Según tu visión como diseñadora de joyas, ¿qué hace verdaderamente atractiva a una mujer?
El empoderamiento, el éxito y la independencia es para mí lo más atractivo que puede tener una mujer.
Si pudieses hacer un diseño personalizado para una mujer de la historia, ¿a quién escogerías?
En el mundo de la música, me encantaría haberle hecho una pieza a Janis Joplin. En cuanto a diseño, elegiría a alguien como Diana Vreeland, una mujer con un increíble sentido de la moda, que cambió el enfoque de las publicaciones en las revistas siendo atrevida, creativa y original. Ella logró acercar la moda a las artes, cuando se hizo cargo del MET y comenzó a hacer exposiciones sobre la moda en dicho museo. Me encanta Twiggy, ella cambió los cánones del modelaje en los años 60’s, rompió esquemas con su estilo. También Elza Peretti, como diseñadora siempre ha tenido piezas muy funcionales, todos sus trabajos son de tendencia orgánica. Debo resaltar, que admiro mucho a Michelle Obama por causas y todo lo que ha hecho, sin necesidad de usar la imagen de su esposo. Ella es una mujer empoderada y por eso me fascina como persona.
¿Qué tan lejos han viajado algunas de tus piezas?
Han llegado hasta la India, ya que tenemos un punto de venta de mis diseños en ese país.
¿Tienes algún “ritual” en especial para sentarte a crear tus joyas?
Mi ritual es no tener un ritual. Me gusta trabajar en un sitio fresco y en silencio, la música me distrae muchísimo. No tengo costumbres como tomarme una copa de vino ni nada de eso, mi inspiración la encuentro a donde quiera que vaya, siempre anoto mis ideas o fotografío aquello que me llamó mi atención. No tengo la disciplina del diseñador, mis son procesos diferentes.
¿Cómo es el proceso?
Primero viene la idea a la cabeza y luego realizo un boceto, todo empieza realmente cuando toco los materiales, los siento y empiezo a experimentar con ellos. Luego paso con el equipo y les enseño la “maqueta” que acabo de hacer, en base a eso se construye la pieza. Al tenerla, me la pruebo y siento lo que es tenerla puesta, a partir de allí realizamos las modificaciones que sean necesarias.
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