Stéphane Rolland, maestro Haute Couture
Aunque, se considera un autodidacta en el mundo de las joyas, admite, que disfruta con beneplácito, poder tener la libertad para intervenir sus creaciones con ellas.
Fotografías: Skye Ten
Al hacer un repaso por la vasta carrera de Stéphane Rolland, no podemos pasar por inadvertido que, con tan solo 20 años de edad, después de estudiar en la Escuela de la Cámara Sindical de la Costura parisina, formó parte de Balenciaga, quien lo nombró director artístico de su línea masculina prêt-à-porter. En menos de cuatro años, su visión sería una de las más acertadas en la industria, tanto que más de 170 empresas -entre ellas Balmain- lo buscarían como director creativo. No fue hasta cumplir los 30, que el gigante de la moda parisina Jean-Louis Scherrer, le solicitaría ser parte de su staff.
Sus desfiles son la delicia de las celebridades, por algo, estrellas internacionales como Céline Dion, Beyoncé, Paz Vega, Silvia Abascal, Lady Gaga, Rihanna, Rita Ora, Sheikha Mozah bint Nasser y hasta la mismísima reina Rania de Jordania han vestido sus diseños.
Tuve el privilegio de conocer su atelier ubicado en la avenida George V, cercana a los Campos Elíseos, en París y ser partícipe de verdaderas obras maestras hechas vestidos. Particularmente, pude testificar- in situ– de su impecable confección y disfrutar de la maravillosa experiencia, de palpar lo que es Haute Couture, en toda la plenitud de la palabra. No cabe duda, que su especialidad es el patronaje, el drapeado, la proporción y el juego del volumen valiéndose de toques arquitectónicos adaptados divinamente a la silueta femenina.
Qué importancia juega la madre naturaleza en tus colecciones
Cuando diseñas todo lo que hay en el mundo te inspira. Soy una esponja que absorbe el entorno y toda la información que este te da. Todo es importante para mí. Contemplo los procesos de la madre naturaleza, las luces, la tierra, el tono de los vegetales, el movimiento del agua, el de las abejas y hasta una tormenta. Es uno de los consejos que les repito una y otra vez a mis estudiantes: tómense el tiempo y observen todo a su alrededor. Sean fieles a su personalidad, aprendan muchísimo y apéguense a los fundamentos básicos de la moda.
Esta generación no tiene tiempo para contemplar la belleza…
Todo pasa demasiado rápido y las personas ya no tienen tiempo. La vida gira en torno a revisar un celular, correo electrónico y estar pendientes del Instagram. Hemos perdido la individualidad. Hasta las mismas firmas de moda han perdido su esencia. No todas, pero sí la mayoría. Puedo mencionar que la propuesta de Gucci es totalmente distinta a la de Del Pozo, e inclusive a la de Yves Saint Laurent. Ellos al menos tienen algo que decir, pero los demás no.
Tengo entendido que das clases a estudiantes de diseño…
Sí. Disfruto mucho compartir las enseñanzas que tuve del maestro Balenciaga y Christian Dior. Él fue mi padrino para poder ser miembro oficial de la Cámara Sindical de Alta Haute Couture en París. Cuando les envío tareas a mis estudiantes, puedo detallar, que los bosquejos son todos iguales. Algunos maestros les dictaminan a sus estudiantes, la forma en que deben dibujar, por mi lado, derribo esos esquemas y les digo que deben ser libres. Por supuesto, que deben aprender técnicas de dibujo, luego deben sacar su personalidad y hacerla manifiesta en sus bosquejos.
Podrías afirmar que la moda ha cambiado
Muchísimo. Algunos hablan de tendencias y las tendencias sofocan la individualidad. Al final todos lucen iguales. Las firmas de lujo están implementando grandes estrategias de mercadeo, pero sus diseños solos son vendibles, no expresan personalidad alguna. La moda está llena de ciclos. Un diseñador se ajusta a los dictámenes de la vida social, las proporciones de ese período, y la economía del momento. Podríamos decir que las crisis afectan a la industria de la moda, y también, a los individuos porque se sienten perdidos. Pierden la confianza en sí mismos.
Desde los ojos de Stéphanne
Qué imagen tienes de Venezuela
Estuve muy poco tiempo allí, sin embargo, recuerdo que todos estaban muy preocupados por mi seguridad. No te puedo explicar por qué no me importaba esa preocupación. No entendía por qué tenía tantos guardaespaldas a mi alrededor. Ellos protegían más a mis vestidos que a mí mismo. Fue algo muy gracioso, pero apartando eso, su gente es hermosa. Tengo grandes afectos en ese país.
¿Tienes miedo al peligro?
Soy un poco loco. No tengo miedo al peligro. Puedo caminar libremente por las calles de Beirut, sin temor alguno. Creo que Dios decide cuándo tenga que irme de este mundo. Cuando visité Caracas, decidí caminar solo por las calles para sentir la atmósfera. Todos estaban enloquecidos por mi seguridad.
¿Con qué artista venezolano te identificas?
Sin duda, Alejandro Otero.
¿Te atrae Latinoamérica?
Muchísimo. Mis padres viajaban contantemente a Argentina. Cuando visité por primera vez Buenos Aires, tuve una epifanía y dije: debo visitar a Venezuela, Brasil y Colombia. Cuando visité por primera vez a Brasil, lloré al ver sus colores, al percibir sus olores, la belleza de su gente y la alegría del latino. No quería regresar a París. Tuve un shock visual y espiritual. En todo el viaje tenía lágrimas en mis ojos. Latinoamérica es una joya auténtica.
¿Cómo te defines?
Siento que soy latino. Soy apasionado en lo que hago y me gusta hablar con franqueza.
Un mercado que entienda tu visión escultórica de la Alta Costura
Beirut. Allí entienden mi creatividad. Viajo asiduamente para allá. Doy charlas y soy jurado en los concursos que organizan las escuelas de moda. Ellos tienen una cultura fascinante. No deben copiar el estilo de los americanos ni de los europeos. Deben apegarse a su herencia.
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