Entrevista Velvet: El ecléctico universo de Carolina K

La diseñadora defiende el trabajo artesanal hecho en Latinoamérica y lo promueve bajo prácticas éticas y sustentables

Gianfranco Berardinelli/ @lord_gian

En Carolina K cada decisión es tomada en consideración, partiendo de dos principios: amor, cuidado por la gente y por el planeta, así lo asevera Carolina Kleinman, directora creativa de la firma establecida en Miami, Carolina K.  Desde el 2005, influenciada por su linaje familiar en la industria textil y el diseño, la diseñadora, combina su amplio conocimiento en el mundo de la música, para dar rienda suelta a este particular universo.

La pasión por Carolina en preservar el legado artesanal de las comunidades de Latinoamérica es una práctica que se ha convertido en parte fundamental de su ADN; apologista del movimiento de Slow Fashion pretende reducir la huella ambiental en la industria de la moda y, además, servir de sustento a estas comunidades conformadas por mujeres y hombres, que a través de sus manos sirven de sustento familiar en países como México, Bolivia y Perú, entre otros.

Radicada en Miami, lugar en donde dirige toda la operación de la marca, y en donde además encuentra hogar su tienda, ubicada en Desing District, nos recibe en su colorido, atemporal y ecléctico universo.

¿Podría la perfección tener una cita con la artesanía? Considerando que todo aquello hecho a mano, potencialmente siempre tiene alguna irregularidad…

La artesanía detrás de mis productos es lo que los hace únicos. Nuestros artesanos hacen un trabajo increíble creando cada pieza, pues utilizan técnicas que han pasado generación tras generación. Sin embargo, cada pieza es un tanto diferente. Tener algo que haya sido creado a mano es tan especial que generalmente toma de diez a cincuenta días.

¿Cuáles son los retos al trabajar con artesanos y comunidades?

Estos artesanos están ubicados en áreas remotas de Latinoamérica, es difícil no poder estar siempre con ellos en persona, por lo que siempre hay que encontrar diferentes métodos al momento de comunicarnos. Hemos progresado mucho en este aspecto, así que estamos en contacto con mucha frecuencia y además yo trato de verlos cada vez que puedo.

Slow Fashion es uno de tus valores principales como marca, ¿cómo afrontas la demanda por parte de las grandes tiendas?

Todo está intencionalmente hecho y sólo producimos el número de piezas que se necesitan. Como nuestras piezas son hechas a mano, no realizamos grandes cantidades. Somos muy selectivos en lo que respecta a tiendas, sin embargo, vemos expandirnos aún más como una oportunidad de mostrar este trabajo hecho por artesanos a una mayor audiencia. Nuestros aliados creen en nuestros valores y además incluyen detalles, por ejemplo: notas de nuestros diseños en sus respectivas plataformas.

¿Es complicado alzar tu propia voz en una sociedad que ha estado influenciada por el consumo masivo?

Siempre me he mantenido fiel a mí misma y a mi visión desde que empecé la marca hace dos décadas. Sustentabilidad y piezas hechas éticamente, incluso antes de que la sustentabilidad se convirtiera en un foco dentro de nuestra industria. La manera en la que produzco y creo, no ha cambiado en lo absoluto. He creado una comunidad que valora y encuentra belleza en piezas artesanales.

Cuando todo parece ir a lo minimalista o quiet, ¿por qué un cliente debería invertir en una de tus piezas?

Mis piezas son únicas, impecablemente hechas, agregan algo especial al closet de quien las atesora. Nuestras piezas generan una sensación, que incluso si te vistes minimalista, quieres usarla porque te va a dar una sensación de empoderamiento y felicidad. Yo creo todo sobre la base de versatilidad y funcionalidad en siluetas atemporales, por lo que puedes usar algo por años y combinarlo con básicos.

Créditos fotográficos

RETRATOS y tienda: Tato Gómez

Fall/Winter 24: Ivan Belaustegui

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