Murió Fernando Botero: el artista más universal de Colombia
Por Elia Moreno
El arte colombiano le dice hoy adiós a uno de sus más grandes exponentes. El pintor y escultor Fernando Botero murió hoy a la edad de 91 años.
El artista falleció en Mónaco, luego de una neumonía que lo llevó a ser ingresado en el hospital. Aunque el jueves pasado fue dado de alta y seguía la recuperación en casa, su salud se había complicado en los últimos días.
Sus personajes de grandes volúmenes le dieron la vuelta al mundo. Se han exhibido en los museos más importantes del mundo y sus esculturas han adornado calles y plazas de grandes capitales, incluidas Madrid, París, Londres y Roma.
A su natal Medellín le regaló infinidades de obras, convirtiendo a la ciudad en una de sus grandes musas. Una de estas piezas es testimonio fiel de la época del narcoterrorismo en Colombia.
Una escultura de una paloma con su firma fue destrozada debido a una bomba lanzada en la plaza de la ciudad de Antioquia, el maestro Botero pidió que no la reconstruyeran. Quedó como una paloma desfigurada; al lado construyó una paloma igual, como símbolo de la guerra y la paz en su país natal.
Europa lo marcó de diferentes maneras. En España, vio morir a los cuatro años a su hijo Pedro, fruto de su matrimonio con la colombiana Cecilia Zambrano. Esa muerte marcó su línea artística, creando una serie que incluye la pieza Pedrito a caballo, que se encuentra en el Museo de Antioquia.
Arte rebelde y disruptivo
Su obra fue transgresora, incluyendo piezas como la voluminosa Mona Lisa o cuando denunció desde el arte las torturas en la cárcel de Abu Ghraib.
El trabajo de Botero está muy presente en la Casa de Nariño, sede de la Presidencia de Colombia, donde los visitantes pueden ver “La paloma de la paz”, una escultura blanca y regordeta que hizo con motivo de la firma del acuerdo de paz con la guerrilla de las FARC en 2016, o “La monja”, una monumental pintura que donó en los años 80 al entonces presidente Belisario Betancur.
En el 2022, por ejemplo, la escultura Hombre a caballo se vendió en una subasta de la casa Christie’s en Nueva York por 4,3 millones de dólares, un precio récord para una obra del artista.